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Las economías regionales serían las más afectadas

WASHINGTON (De nuestra corresponsal).- La sanción comercial que recibió ayer la Argentina refleja la presión en aumento del gobierno norteamericano contra su comportamiento financiero internacional, en momentos en que también crece el malestar por su política de restricción a las importaciones.

La primera reacción del gobierno de Cristina Kirchner fue la de minimizar los efectos de la medida. La suspensión de las ventajas arancelarias reduce "en sólo US$ 18 millones" los beneficios de empresas exportadoras, cuando el volumen de intercambio comercial bilateral es cercano a 18.000 millones y "ampliamente superavitario" para los Estados Unidos, sostuvo la ministra de Industria, Débora Giorgi.

Más incierto es el efecto político de la medida. "Es necesario considerar las posibles repercusiones, especialmente en un contexto en que la política comercial restrictiva de la Argentina está generando descontentos y reclamos en diversos países", sostuvo un informe de la consultora abeceb.com. "En términos cualitativos, que retiren al país del GSP es como una marca que puede tener consecuencias a nivel internacional en un futuro cercano", dijeron los autores del informe.

Según abeceb.com, el volumen de exportaciones a Estados Unidos por este régimen fue de 478 millones de dólares en 2011, "tan sólo un 11 por ciento del total de las ventas a ese país". El beneficio arancelario para el país sumaría 24 millones de dólares, según sus cálculos. Los principales rubros afectados serían vinos, artículos de confitería, conservas de carne y aceite de oliva, entre otros.

La Argentina se convirtió ayer en el primer país en ser suspendido del programa de preferencias comerciales por no pagar fallos del Ciadi en su contra.

La represalia se conoció apenas 24 horas después de que la Embajada argentina culminara en esta ciudad un seminario destinado, precisamente, a "atraer inversiones norteamericanas" a nuestro país y a elaborar estrategias para "equilibrar la balanza comercial", en este momento favorable a los Estados Unidos.

La sanción de ayer suma una dificultad a ese objetivo, como también lo hacen las fuertes críticas que entidades empresariales hicieron llegar a la Casa Blanca contra la "política restrictiva" a las importaciones en la Argentina. Entre los firmantes, figuraba la poderosa Cámara de Comercio norteamericana.

La presión viene en aumento y se suma al voto en contra de los Estados Unidos contra los créditos que nuestro país gestiona ante organismos multilaterales.

"Quiero que sepan que los escuchamos cuando nos dicen que hay barreras comerciales en la Argentina", dijo, días atrás, al hablar ante empresarios locales, el subsecretario de Comercio norteamericano, Francisco Sánchez.

La decisión de ayer parece corroborarlo. Lo que no está tan claro ahora es cómo sigue el escenario postsanción en el vínculo entre ambos países.