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En la puna catamarqueña trabajan para recuperar cultivos andinos

Avanzan en el desarrollo de ensayos productivos como la incorporación del abono bocashi para alcanzar una mayor calidad en los cultivos.

Con el fin de recuperar y poner en valor cultivos andinos y andinizados para contribuir a la agrobiodiversidad de la puna catamarqueña y sus prácticas culturales asociadas, la Agencia de Extensión Rural Santa María del INTA Catamarca y el IPAF NOA junto con productores de la localidad rural de Toro Yaco, Santa María -Catamarca-, construyeron una serie de estrategias e innovaciones colectivas que permitan amortiguar los efectos que la variabilidad climática ocasiona en esta región, particularmente sobre los sistemas productivos andinos y su diversidad.

Karina Pastrana -técnica extensionista de la Agencia de Extensión Rural (AER) Santa María INTA Catamarca- explicó que "el foco de la primera etapa del proyecto estuvo centrado en las producciones de las familias agricultoras de Toro Yaco, -localidad ubicada a 120 kilómetros de la ciudad de Santa María, Catamarca-, para ello, se realizó un relevamiento en cada una de las unidades productivas sobre cultivos existentes y de aquellos que los productores querían recuperar".

Este lugar se caracteriza por tener un clima semiárido de prepuna, con precipitaciones estivales de alrededor de 120 milímetros anuales. Las principales actividades son la ganadería bovina y de rumiantes menores. Mayoritariamente los espacios agrícolas están cercados con piedras pircadas, donde se realizan cultivos andinos y andinizados.

Con la participación del INTA, "se reveló una baja disponibilidad de diversidad cultivada, alta disponibilidad de guano de cabras y ovejas no utilizado como abono para los cultivos y estructuras agrícolas prehispánicas poco valoradas. Por su parte, en las conversaciones con cada familia se manifestó el deseo de recuperar algunos de estos materiales (semillas)", indicó Pastrana.

Otro aspecto que se evidenció fue el efecto sobresaliente de la incorporación del abono bocashi. Este generó mayores rendimientos en la producción y que, además, posibilitó una mayor calidad, expresada también en el tamaño, color y sanidad de los cultivos.

En una segunda instancia, se realizó la puesta en común de todos los materiales existentes, sus saberes y prácticas asociadas, que se complementaron con algunas semillas provenientes de otras regiones andinas del NOA, a partir de la solicitud de los productores.

Celeste Golsberg -investigadora del IPAF NOA- detalló que "desde el INTA se aportaron diversidad de papas provenientes de la colección de la Estación Experimental Agropecuaria Abra Pampa, además de amarantos, quinua, porotos, maíces y algunas hortícolas del IPAF NOA. Allí cada uno decidió si quería incorporar en este ciclo productivo alguno de los materiales que se compartieron. La mayoría de los agricultores quiso probar toda la diversidad presente y se llevaron un poco de cada uno".

En esta instancia se puso en valor la utilización de bocashi -abono orgánico sólido, producto de un proceso de fermentación que acelera la degradación de la materia orgánica y también eleva la temperatura-, que elimina patógenos y sirve para mejorar la biodisponibilidad de nutrientes, al mismo tiempo de eficientizar el uso del agua sumamente escasa.

En el tercer encuentro los productores mostraron todos los cultivos realizados como producto de la multiplicación de las variedades locales y las incorporadas. En esa instancia se puso en valor la importancia de conocer la gran diversidad presente en la comunidad. El material obtenido se encuentra disponible para circular, tanto en familias de Toro Yaco, como en las comunidades aledañas.

Finalmente, se abordó la problemática de los recursos hídricos, a partir de "la caracterización y mapeo colectivo de las fuentes e instalaciones existentes en el lugar. Este relevamiento es un insumo clave para iniciar un plan de acción en este tema", destacó Golsberg.

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