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Científicos argentinos avanzan en el control de la Lobesia botrana con biotecnología

Lucas Resa, investigador del INTA y becario doctoral del CONICET, habló con Chacra Agro Continental sobre una nueva estrategia para combatir esta plaga utilizando silenciamiento génico mediante RNA interferencia.

La Lobesia botrana, conocida como la polilla de la vid, es la principal plaga de los viñedos a nivel mundial. En Argentina, su impacto puede llevar a la pérdida del 8% de la producción vitivinícola total, aunque en algunas fincas el daño alcanza hasta el 60%. Lucas Resa, investigador del INTA y becario doctoral del CONICET, habló con Chacra Agro Continental sobre una nueva estrategia para combatir esta plaga utilizando silenciamiento génico mediante RNA interferencia.

Es importante destacar que la Lobesia botrana no solo causa daños directos a los viñedos al alimentarse de la uva, sino que también facilita la proliferación de hongos, lo que genera pérdidas significativas. Actualmente, los principales métodos de control incluyen insecticidas químicos, que tienen efectos negativos sobre el ambiente y la fauna benéfica, y el uso de feromonas para confusión sexual, una alternativa efectiva pero costosa.

Ante este panorama, investigadores del INTA trabajan en una tecnología innovadora basada en el silenciamiento génico mediante RNA interferencia. "Nosotros elegimos un gen clave para la vida de la larva, como un neurotransmisor o el encargado de sintetizar la quitina del exoesqueleto, y bloqueamos su expresión. Esto impide que la larva se alimente o se desarrolle correctamente, generando un efecto insecticida", explicó Lucas Resa.

A diferencia de los insecticidas tradicionales, esta técnica no afecta a otros insectos benéficos ni genera impacto ambiental, ya que se dirige exclusivamente a genes específicos de la Lobesia botrana. Los ensayos en laboratorio han demostrado una eficacia del 80% en la eliminación de larvas, y el próximo paso es trasladar la investigación al campo.

La polilla de la vid es una plaga relativamente nueva en Argentina, ingresó desde Chile a través de maquinaria agrícola. Su ciclo de vida presenta varias etapas, pero el mayor daño ocurre en la fase larval, cuando perfora la uva y favorece la proliferación de hongos.

"Llevamos cuatro años de ensayos en laboratorio y calculamos que en cinco años más podríamos tener un producto listo para los productores", detalló Resa. Sin embargo, para avanzar en las pruebas de campo, los investigadores buscan financiamiento y la colaboración de empresas privadas y viñedos.

Este avance representa una esperanza para el sector vitivinícola, que enfrenta un desafío constante para controlar la Lobesia botrana sin recurrir a métodos agresivos para el ambiente.

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